Prevención de Lesiones Neoplásicas

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Prevención de Lesiones Neoplásicas

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En lo que se refiere a la prevención de las lesiones cutáneas neoplásicas, tendremos que diferenciar la prevención primaria (evitación de factores de riesgo de desarrollo de neoplasias cutáneas) y la prevención secundaria (detección precoz de las neoplasias ya desarrolladas).

 

PREVENCIÓN PRIMARIA

Neoplasias cutáneas primarias

El factor cancerígeno más importante relacionado con el flujo de desarrollo de melanoma y cáncer cutáneo no melanoma (principalmente carcinoma basocelular y espinocelular) es la exposición a la radiación ultravioleta. La exposición crónica acumulativa a lo largo de la vida parece el factor más importante en el desarrollo del cáncer cutáneo no melanoma, es por esta razón que aparece principalmente en personas de edad avanzada con piel clara y signos de fotoenvellecemento. Por el contrario, el riesgo de melanoma parece relacionarse principalmente con episodios agudos de fotoexposición ("baños de sol") y quemaduras secundarias. Especialmente importante es la fotoprotección durante la infancia, ya que las quemaduras solares durante esta edad parecen ser las que confieren un riesgo mayor para el desarrollo del melanoma. Podríamos resumir las medidas básicas de fotoprotección en las siguientes:

- Evite la exposición solar entre las 12 y las 16 horas.

- Expongase progresivamente al sol y evite totalmente las quemaduras solares. Para este respeto es conveniente utilizar fotoprotectores con factor de protección solar (FPS) más alto en las primeras exposiciones. Con todo, debe recordar que no se debe utilizar el fotoprotector para prolongar una exposición solar más allá del razonable.
- Utilice un fotoprotector con un factor de protección adecuado a su tipo de piel. Recomendamos un fotoprotector con un factor de protección por lo menos de 30. La forma de presentación (spray, leche, créma, gel...) dependerá del tipo de piel y la extensión de la zona que se quiere proteger. No utilice fotoprotectores abiertos desde el año anterior.
- Aplique el fotoprotector 30 minutos antes de la exposición solar, de forma uniforme y generosa (2 mg/cm2), y repetir de forma frecuente, por lo menos cada 2 horas, y después del baño y sudación, puesto que los productos difieren en el grado de resistencia al agua. Extreme la precaución en zonas más expuestas (cara, calva, cuello, hombros, empeñas...).
- No exponga al sol a los bebés. Proteja los niños con camiseta, gorra y gafas de sol. Comience a usar fotoprotectores a partir de los 6 meses y procure que vayan teniendo una exposición solar moderada. Enseñe los niños a protegerse del sol desde muy pequeños.
- Use un fotoprotector se realiza actividades a grande altitud, como escalar o esquiar. La mayor altitud existe menos atmósfera para absorber la radiación solar, por lo tanto el riesgo de quemadura es mayor.
- Tenga cuidado con las superficies reflectantes. La arena, nieve y el agua pueden reflejar más de la Tenga cuidado con las superficies reflectantes. La arena, nieve y el agua pueden reflejar más de la mitad de los rayos solares sobre su piel. Sentar en la sombra no garantiza la protección para evitar una quemadura solar.
- No olvide usar su fotoprotector en días cubiertos los rayos solares son tan peligrosos para su piel los días nubosos y cubiertos como en los de sol.
- Proteja los ojos con gafas de sol homologadas con protección 100% UV y azul visible.
- Evite las salas de bronceado. La luz UV emitida en las salas de solario causa quemaduras y envejecimiento prematuro, y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
- Las personas con elevado riesgo de padecer cáncer de piel (trabajadores al aire libre, especialmente de piel clara, y personas que ya tuvieron cáncer de piel), deben aplicarse el fotoprotector diariamente.
 
Neoplasias cutáneas secundarias
 

En cuanto a las neoplasias cutáneas secundarias (metastásicas y por contigüidad), la prevención primaria pasa evidentemente por evitar factores de riesgo de los tumores primarios, y por lo tanto excede claramente el ámbito de esta guía. Brevemente podríamos mencionar la importancia de evitar cancerígenos bien conocidos como el tabaco (cancerígeno reconocido en cáncer de pulmón, cabeza y cuello, estómago, hígado, páncreas, riñón, vejiga y leucemias); el alcohol (incrementa el riesgo de cáncer de cabeza y cuello, recto, hígado y mama) o la infección por VPH (principal cancerígeno en cáncer de cuello de útero, y también relacionado con carcinoma escamoso de cabeza y cuello, cáncer anorrectal y pene en hombres y algunos tipos de cáncer cutáneo como el carcinoma verrucoso). Otras recomendaciones generales referentes al estilo de vida que parecen reducir el riesgo general de neoplasias son:

- Ejercicio físico regular.
- Mantener un peso adecuado.
- Una dieta rica en frutas, vegetales y fibras, y baja en grasas saturadas.
- Evitar infecciones de transmisión sexual.
- Evitar cancerígenos químicos conocidos: alcohol, tabaco, exposición a radiación ultravioleta etc.
 
Lesiones cutáneas no tumorales asociadas a tratamiento antineoplásico
 

En la radiodermitis, desde el punto de vista preventivo, es recomendable una serie de medidas generales de cuidado dermatológico en pacientes sometidos la radioterapia:

- Mantener la zona irradiada limpia y seca.
- Lavar la zona con agua tibia y jabones suaves.
- Aplicar regularmente emolientes de base acuosa, libres de perfumes y lanolina.
- Evitar agentes irritantes como perfumes o locións de base alcohólica.
- Usar piezas de ropa holgadas para evitar daño por fricción.
- Evitar el uso de productos tópicos con sales metálicas (p. ej. desodorantes con sales de aluminio, cremas de óxido de zinc...).
-  Evitar el uso de productos tópicos la base de amidón de maíz o talco en zonas de pliegues.
- Evitar exposición solar y aplicar fotoprotección estricta de la zona irradiada.
- En  base a diversos ensayos clínicos, se recomienda la aplicación preventiva de corticoides tópicos de mediana potencia (mometasona furoato 0,1 %, betametasona 0,1 % o hidrocortisona 1 %), 1 vez al día, tras cada sesión de radioterapia. No existe evidencia suficiente para recomendar de forma sistemática otras alternativas (áloe vera, trolamina, sucralfato, ácido hialurónico o sulfadiacina arxéntica), aunque es posible que alguna de ellas pueda ofrecer beneficios terapéuticos en pacientes individuales.
 
PREVENCIÓN SECUNDARIA
 

Neoplasias cutáneas primarias

La prevención secundaria de las neoplasias cutáneas primarias (melanoma y cáncer de piel no melanoma) pasa principalmente por el reconocimiento de los signos y síntomas guía que permiten un diagnóstico precoz del cáncer cutáneo. El conocimiento de estos signos clínicos no sólo adquiere importancia entre los profesionales sanitarios, sino también entre la población general, ya que este último es el factor que tiene un mayor impacto en el diagnóstico precoz de las neoplasias cutáneas primarias.

En el caso del melanoma, en general cualquier lesión pigmentada de reciente aparición debe ser consultada con el médico de atención primaria, y a criterio de este puede ser remitida para valoración dermatológica clínica y dermatoscópica. Esto es especialmente importante a partir de los 35-40 años, ya que en estas edades la aparición de nuevos nevus es más infrecuente y por lo tanto el riesgo de que una nueva lesión melanocítica sea un melanoma es mayor. De la misma manera, los cambios en nevus preexistentes deben ser también examinados para descartar la posible malignización de un nevus previo (origen de aproximadamente un tercio de los melanomas). La regla ABCDE  resume de forma sencilla los signos guía de sospecha de melanoma en lesiones pigmentadas, entendiendo que se trata de una regla básica cuya sensibilidad y especificidad dista mucho del 100%. Desde el punto de vista dermatoscópico la regla ABCD difiere ligeramente, valorándose la asimetría (puntuación 0 a 2), el borde abrupto dividido en 8 segmentos (puntúa de 0 a 8), el número de colores (puntúa de 1 a 6), y la D se refiere las estructuras dermatoscópicas presentes, como puntos, glóbulos, áreas homogéneas, red y ramificaciones (puntúa de 1 a 5). Existen, y se están perfeccionando, sistemas digitales de valoración automatizada de imágenes dermatoscópicas capturadas (CAD) que permitan una catalogación gruesa de las lesiones pigmentadas, emitiendo un informe de benignidad, lesión sospechosa, o malignidad, facilitando de esta manera la decisión clínica de derivación al especialista.

 Tabla 3 galego.JPG

   Regla del ABCD para la diferenciación dermatoscopica entre lesiones melanocíticas benignas y malignas.

En cuanto al cáncer cutáneo no melanoma (carcinoma epidermoide y basocelular), se debe sospechar ante cualquier lesión cutánea de reciente aparición, habitualmente en zonas foto-expuestas en pacientes mayores de 50 años, con daño solar crónico, y que se caractericen por: formación de escamocostra y desprendimiento, sangrado, formación de erosiones o úlceras etc. Ante estos síntomas un diagnóstico precoz, aun no teniendo el impacto que tiene en cuanto a supervivencia con respeto al melanoma, sí permite tratamientos quirúrgicos más conservadores, con menores secuelas y morbilidade asociada.
Debemos destacar la importancia de la autoexploración cutánea para la detección precoz del cáncer cutáneo. El objetivo de la autoexploración cutánea es que cada persona conozca las características de su piel, de manera, que ante cualquiera cambio, acuda al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento adecuados. Los cambios pueden ser tanto la aparición de una nueva lesión (lunar, mancha, costra...) como variaciones de una ya existente (un lunar que cambia de forma, tamaño, color...).
La autoexploración cutánea consiste en visualizar toda la superficie corporal incluyendo el cuero cabelludo. Es recomendable realizarla cada 3-6 meses y seguir siempre el mismo método para no olvidar ninguna zona del cuerpo. La habitación donde se realice debe estar bien iluminada, y tener una temperatura que le permita a la persona estar desnuda. También es necesario disponer de un espejo de cuerpo entero, uno de mano, una silla y un taburete.
 

Se podrían establecer las siguientes directrices oderíanse establecer las siguientes directrices: ANEXO NEOPLASICAS.pdfANEXO.pdf

1. Fijarse en su cara, incluyendo la nariz, los labios, la boca y las orejas (también por detrás de estas).

2. Revise su cuero cabelludo utilizando un peine pasa separar el pelo en capas. Hombres: en caso de calvicie, examine todo el cuero cabelludo.

3. Revise sus manos, las palmas y el dorso y también entre los dedos.

4. Levante el brazo para examinar la parte interna del brazo y la axila. A continuación, fijarse en  el cuello, el pecho y la parte superior del cuerpo. Mujeres: revise la zona entre las mamas y por debajo de ellas.

5. U tilice un pequeño espejo para examinar la nuca y la espalda.

6. Revise los glúteos y la parte de atrás de las piernas.

7. Termine examinando las plantas de los pies y los espacios interdigitais.
 
Neoplasias cutáneas secundarias
 
La prevención secundaria de las lesiones cutáneas neoplásicas secundarias pasa lógicamente por la detección precoz de los tumores primarios que metastatizan o se extienden por contigüidad con mayor frecuencia a la piel. En este ámbito adquieren especial importancia los programas de cribao precoz de las neoplasias más prevalente: cáncer de mama (mamografías periódicas bienais en mujeres mayores de 50 años, así como instrucción en técnicas de autoexamen); cáncer de cérvix uterino (citologías periódicas en función de edad y factores de riesgo); cáncer colorrectal (sangreoculta en heces y/o colonoscopia); cáncer de próstata (PSA y/o tacto rectal) etc.
 

 

 

 

 

 

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